Construir se suele tomar habitualmente como sinónimo
de edificar, de levantar edificios. Pero construir tiene otras acepciones en
nuestro idioma, como hacer algo, realizar, hacer que algo sea real. En este
caso se trataba de realizar una intuición, una demanda: el deseo de una plaza.
Como es sabido, las sucesivas culturas del pasado reutilizaban
a menudo los restos y ruinas de aquellas que las antecedían reinterpretando sus
componentes. Así ha ocurrido con los restos del Hipertube en el embrión de
placita que es hoy el solar de la calle Hierbabuena.
Cuando, desde el blog de la asociación se invitaba a
pensar (y ocupar) este espacio un vecino llamaba a pensar bien qué hacer,
preocupado por el abuso que algunas actitudes un tanto incívicas pudieran dar a
este espacio, expresando en concreto su preocupación porque soluciones un tanto
banales “lo
más fácil siempre es poner unos bancos y un jardincito” supusieran un castigo a
los residentes en el entorno de la Plaza por la acción incívica de algunos
vecinos próximos o no tanto.
Pero renunciar a elementos básicos de la convivencia
y el paisaje urbano como los bancos, los árboles y las pequeñas zonas verdes y
plazas porque son tratados de forma incívica es abandonar el intento de este
barrio (y de otros) por tener un ambiente público más agradable. Este barrio marrón
de topografía atormentada necesita muchos bancos, de los que carece salvo en
Bravo Murillo, mucho arbolado, porque la sustitución del viejo caserío se hace también
a costa del mismo, y más espacios verdes, pequeñas plazas y estancias bien
cuidadas. La alternativa es abandonar el espacio púbico al incivismo.
De forma que, en una ligera y lúdica intervención promovida
el domingo día 30 por la Asociación Vecinal Cuatro Caminos Tetuán con el apoyo
de vecinos y colaboradores de la zona, una tímida y alborotada jungla de plantas
cubrió los cimientos y escombros dejados por aquella estructura.
Un pequeño impulso de apropiación, que comenzó con
el amontonamiento de útiles de jardinería y unos cuantos caballetes y botes de pintura
aportados afanosamente por las jóvenes artistas del taller de la vuelta de la
esquina, y que presentaba al inicio del día un aire de atenta espera a algún
tipo de acontecimiento no previsto.
Poco a poco aquella especie de nido para atraer
pájaros empezó a tomar vida. Vecinos que se acercaban a exaltar los valores del
lugar, mostrando su deseo de verlo convertirse en un espacio de reposo y paseo,
otros que recordaban como aquel solar había servido en tiempos para la
celebración de fiestas de una asociación de vecinos, y otros que se
interrogaban sobre lo que allí ocurría, hasta que los niños con su irrenunciable
pasión creadora se pusieron a llenar de colores las provocadoras hojas en
blanco sobre los caballetes.
A partir de ahí, todo fue una fiesta, vecinas que traían
plantas desde su casa, cavadores y jardineras espontáneos que plantaban sin ningún
afán planificador retoños, esquejes, hasta árboles, sobre las intuidas jardineras
que formaban las tres huellas dejadas en el suelo por los tubos de hormigón.
Todo un símbolo.
Esta actuación ha
tratado nada más que de llamar la atención sobre este espacio, apenas ha sido
una bengala. Pero también nada menos. Es una llamada de atención sobre el
estado de las zonas verdes, de las plazas, de las calles de este barrio. Muy
cerca de Hierbabuena, en un escasísimo, abandonado y umbrío solar, un
destartalado cartel dice: “zona de juegos infantiles”. Nunca hay niños. Son
listos.
Me parece una bonita acción. Lo que no es cierto, siento decirlo, es que en el entorno falten bancos. En la plaza que está justo al lado, escaleras abajo, la de la calle Martínez, hay un montón, que llevan años sirviendo para esos actos incívicos que mencionáis. En la misma acera que rodea a la plaza de Hierbabuena también hay bancos, justo rodeando el muro de la piscina municipal. O sea, que no son bancos lo que falta. Cuando proponía en un mensaje anterior lo del área canina lo decía en serio; uno de los muchos males del barrio es la proliferación de excrementos de perro, y esa podría ser una zona donde los vecinos podrían llevar a sus perros. Por otro lado, los perros necesitan también poder correr un poquito, y es un área, si bien pequeña, lo suficientemente amplia para una carrerita. Los pobres perros también necesitan un espacio y no tienen ninguno.
ResponderEliminarEstimado vecino anónimo:
ResponderEliminarLa referencia a "bancos que faltan" no se centraba en esta pequeña área, sino que hacía referencia a carencias generales del barrio, convirtiendo los bancos en un elemento simbólico de muchas carencias (la más importante zonas verdes de proximidad, pero también otros elementos del mobiliario urbano). Aún así fijándose en este espacio concreto me gustaría contarle que un número no desdeñable de paseantes y vecinos de la zona citaron repetidas veces el deseo de que este espacio contara con "un par de banquitos junto al árbol". No se le escapa seguramente que por simplificar hay dos tipos de bancos, aquellos que en las vías públicas sirven para un momento de descanso, un alto en el camino y aquellos que, integrados en zonas verdes o plazas públicas sirven para estancia y recreo. Eso es lo que se pedía "junto al árbol". Es obvio que la mal diseñada y poco accesible plaza adyecente tiene bancos (es una plaza), pero no creo que sirvan para apoyo de este espacio, que,pese a su dimensión escasa, ofrece muchas oportuniades (entre otras la cercanía del equipamiento citado). Y desde luego no creo que el "incivismo" que tiene lugar en la plaza de al lado sea efecto de la existencia de bancos, como la existencia de fuentes públicas no es la causa de los yonkis.
En cuanto a su propuesta sobre un área de recreo para perros me parece una buena idea y algunos municipios (Bilbao por citar uno) suelen dotar a las zonas verdes de espacios de este tipo bien diseñados y equipados. Hay un problema sin embargo con la escasa dimensión de este espacio para realizar un área efectiva de recreo canino, pero todo se puede plantear, pensar y proyectar.
Atentamente:
FLG
Gracias por la respuesta, Francisco. Precisamente me preocupan los bancos de "estancia y disfrute" a los que usted se refiere, sobre todo si la distancia y disfrute son nocturnos, como es fácil que ocurra. A pesar de que entiendo su planteamiento desde un punto de vista ideológico, para mí que se haga una cosa -jardín con bancos- u otra -zona canina, como viene siendo- implica también poder dormir tranquilamente o no, porque cuando tienes a los incívicos bajo tu ventana eres tú quien tiene que enfrentarse con ellos o recurrir a la policía, y eso día tras día agota y quita las ganas de vivir en un sitio.
ResponderEliminarDe todas formas, escribo sobre todo porque al lado del árbol de la plaza hay una excavadora que debieron de traer el viernes, porque yo la vi por la noche. No sé qué es lo que van a hacer pero espero que no sea quitar el gran árbol, lo único realmente hermoso que hay en la plaza. Y tiene toda la pinta. Desde luego, si esa es la intención y lo presencio, intentaré impedirlo, pero claro, tengo que trabajar y no puedo vigilar todo el día.
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