viernes, 13 de octubre de 2017

Una puerta encontrada

Una puerta encontrada

¿Dónde reposará el hombre cansado? 
¿Cuándo llegarán a casa los corazones solitarios? 
¿Qué puertas se abren para el vagabundo 
y en qué lugar, en qué tierra y en qué momento?

Thomas Wolfe: Una puerta que nunca encontré

  

FLG
Recientemente el ayuntamiento de Madrid ha promovido una encuesta sobre una serie de plazas de la ciudad, entre ellas la de La Remonta. Se trata de elegir entre dos opciones preseleccionadas por la corporación y en cierto modo ya formalizadas. Un modelo de participación habitual en nuestro municipio, y caro al concejal de “participación” que recuerda (no es casualidad) los procedimientos un tanto primitivos del “me gusta”, “no me gusta”.


¿Es esto participación? Lo dudo, o en todo caso es una forma trivial de participación. Nada que ver con la democracia deliberativa. Podría extenderme sobre los defectos de este sistema y las alternativas existentes, pero prefiero detenerme en un proceso de participación real reciente sucedido en nuestro barrio. Se trata del proyecto de un polideportivo en las antiguas cocheras de la EMT junto a la glorieta de Cuatro Caminos, en una parcela fruto del desarrollo de estos terrenos que dieron lugar a la formación de una plaza confusa desde el punto de vista espacial
En el marco de la Universidad Popular de otoño de Bellas Vistas, promovida por la Junta y la Asociación Vecinal (y supongo que otras instituciones o colectivos cuya participación desconozco) se presentó recientemente un avance del citado proyecto por parte de los servicios municipales responsables y del propio autor del proyecto, Cleto Barreiro, una iniciativa digna de aplauso, al igual que la actitud y dedicación del citado proyectista.
En aquella primera toma de contacto con el proyecto surgieron una serie de objeciones,propuestas e inquietudes por parte de los vecinos asistentes, preocupados no sólo por la funcionalidad de la instalación, sino por los efectos de la misma en el entorno, una de las áreas sensibles (o frágiles) del distrito.
Uno de los problemas que algunos vecinos encontraban en la propuesta inicial era que la formulación original de la plaza aislaba en cierto modo este espacio (y en consecuencia el polideportivo) del corazón del barrio, separado por la muralla que constituye actualmente la margen izquierda de la calle Almansa, adosada al perímetro de las antiguas cocheras.
El caso es que alguien (quizás Antonio Ortiz) se fijó en una pequeña puerta en medio de la pared que casi se adosaba al solar -una puerta en la que yo por ejemplo no había reparado. Esta puerta era una salida del colindante centro cultural José de Espronceda que casi se enfrenta al eje del barrio, la calle Topete.
Esta pequeña puerta encontrada se convirtió en un elemento simbólico y práctico de las posibilidades de integrar la plaza, el polideportivo y el corazón de Bellas Vistas a través del centro cultural. Se percibió una oportunidad en esta pequeña puerta y se sometió a la consideración del proyectista.
No voy a alargarme, pero en unas pocas reuniones se comentaron los cambios que el proyectista había introducido en el proyecto original para intenta atender a las demandas de los vecinos (en este aspecto concreto y otros relativos al uso o la relación con la plaza) que intentaban dar una solución a este futuro enlace a través de un patio común.

Seguramente este proceso tiene sus defectos, sus problemas y ha requerido la suma de diversos empeños: la voluntad de colaboración y empatía con los vecinos del técnico municipal, la voluntad política de la concejala del distrito Monserrat Galcerán y el impulso de la asesora de la Junta, Raquel Rodríguez en su papel de mediadora, pero es una forma de participación, de implicación de los vecinos en el diseño de la ciudad, mucho más fructífera que la comentada al principio. A sus resultados me remito.

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