miércoles, 25 de julio de 2018

La humillación, por Leopoldo de Luis


LA HUMILLACIÓN
Leopoldo de Luis

Hay en algún lugar unas mujeres
humilladas. La noche, el sol de sus cabellos
son breves bosques cercenados que alzan
sus tallos de ignominia trémulos.

Como si en esas frondas femeninas
otra virginidad tuvera centro,
han sido esas mujeres violadas,
forzadas por un sexo

cortante y rencoroso,
de injusticia y acero.
Hay una honestidad escarnecida
de otro pecado, no del sexto,
de otra lujuria, no la de la carne,
la del odio y el miedo,
la del que estupra el alma
y de la dignidad hace desprecio.

Estas pobres mujeres ultrajadas
cruzan por galerías de silencio
con qué desgarraduras,
con qué pájaro amargo por el pecho,

qué retratos de niñas imposibles
amarillos y rotos como espejos
en sus ojos, qué ráfagas
felices por la fronda perdida de su pelo.

Pasan en la distancia estas mujeres
y de repente vemos
el rostro de la madre, el perfil de la amada,
y la mirada se nos torna hielo

y sentimos un frío
que corre hasta los huesos,
algo que nos humilla y avergüenza
por tanto innecesario sufrimiento.

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